yo te miro, desde este cuarto forrado en libros (Mujaimovich)



Yo te miro, desde este cuarto forrado en libros
Y siempre te reinicio, como el canto de los pájaros, cada mañana, cada atardecer
Hembra sustantiva, a la que no se puede saludar así: “ como estas, bien? Y vos? bien…”
Al contrario de Mefistófeles de Goethe (“el espíritu que siempre niega”) en Vos es “la carne que siempre afirma”…
Cantar? Verter lágrimas? Parodiar las cuevas húmedas de tu cuerpo?
Forzar, con tenacidad, los huecos pálidos del silencio y las ausencias.
Atropellar las horas en la noche deslumbrante.
Correr las horas hasta el lugar exacto del encuentro.
“nuestro lugar es precario, nuestro tiempo, enorme”
No nos marcharnos. ¿De qué nos marcharíamos?
Sentados ante nuestros propios pies, gritando de torreón a torreón
“soy una mosca feliz, así viva o muera”
Congeniando carne, hueso y palabra
Desde los límpidos retoños, los fosos, las notas alegres.
Así solemos quedarnos,
Como una sombra en el agua
Una imagen del espejo
Tumbándonos uno al otro para soñar
Mis rodillas se niegan
A escrutar suspiros
Pero tus dulces ramas perfuman el aire de mis labios
…quiero un diálogo de cabellos
Alguien pensó en nosotros antes de que viniéramos
Hizo que mis manos toquen en vos las formas de mis horas.
Enterrada en mis ojos… así estás.
¿Será por eso que se astillan?
¿Por la curvatura del mirarte?
Alumbraré los tuyos, desollándolos
Con el tajo de mis deseos
Entrando en tu noche como lanza de cristal
Esquivando voces y trenes vacíos


(…)