En la calle vacía...



En la calle vacía, la sombra de una historia…
No es verdad que el ave se vistió de gala en la hegemonía
que desvestía aristócrata tu veloz argumento de señor.
Le propuse un contratiempo al destino,
una vigilia al demonio de tu arte,
opuse a la vereda del claustro
mil lluvias de tu nombre estrellándose al vacío.
Nada sobrevive al mar salobre de las lágrimas,
la serpiente se enroscó al cuello desnudo de su amo
y sirvió de carnada la lengua de su vestigio.
Herodes amigo de su bondad,
Arquímedes mendigo en su letanía.
Tengo la empuñadura del bastón que me asesinó una madrugada de otoño
aquí la oración del ateo se hace oídos
tal vez,  la del velo quisiera mostrar su cuello de ahorcada.

He claudicado en tiempos de injuria y aun eres ciego,
Quién podrá salvarte?
Quién?  solo  la sombra de esta calle taciturna envuelta
y su negrura primitiva de todo tiempo y austeridad
ve al cadalso por el perdón

Y abruma la cotidiana repetición en los visores de tu sueño...

(2009)

Vi...



Lo vi levantarse,
lo vi mirarme de reojo y decir "adiós"
lo vi despedirse y hacer una llamada telefónica,
lo vi bajar las escaleras,
abrir el portón y subir con las llaves en la mano
lo vi abrir la nevera y decir nuevamente "me voy", 
"adiós"
lo vi mirarme con esos ojos hermosos,
lo vi tomar un pañuelo mío, en la mano, salir.

Lo vi regresar
y decirme al oído
"no te importo un carajo"
lo vi cobijarse y quedarse dormido...

(hicimos el amor al amanecer)

Se acercó a mi como un mendigo...


Se acercó a mí como un mendigo
arrullado por la lluvia del miércoles
mojado como un mandamiento.
Lo que se me pudre
el olvido de quien no se qué recordaría.
Yo quiero creer
yo me confieso crédula
al silencio hostil
tan pobre e ideal como una estrella que no brilla
un punto perdido
absolutamente trepidante,
aun recuerdo el beso
el filo de la uña abriendo la carne.
Fue un farol que se apagó
un rocío inquieto al borde del pétalo
obsesión estéril!
Deja el demonio en la jaula
hazte a un lado de violetas...

Palabras...


Como cuchillos
como serpientes que asfixian
como una ola que arropa y lo ahoga todo
un paso en arena movediza
una mirada en el abismo
una habitacion sin puertas.

Pero solo son palabras...
Aire arrojado al mundo con sonidos
...y lo han destruido todo.


(...)



Una ola de gentes transita
Yo me pregunto qué ven
Cómo pueden apresurar sus pasos sin ver los cristales
Sin ver el velo, sus rostros espantosos y desfigurados
Pero van ciegos
Ciegos como tu agobio
Y yo sumida en la inseguridad del mundo
 la muerte insípida de un amor
que huye calle abajo
el transporte al olvido
Mi gélido recuerdo de un nombre
el color estremecido en la deformidad de un nombre
el poema y su excitación, conversan
se aluden como desconocidos y congruentes
Otro me posee y me llama “regalo de Dios”
un manto de labios roza los pechos
Y es su muslo y la seda
Esa lluvia en el vientre
La caricia importante del que olvida sobre la gruta.

Yo …insegura en azul
Tu agobio… ignorante del fuego

Canto de la Parturienta

Vacío, hueco profundo,
lo que me ocurre como una noche larga,
una deformidad de bocas asustadas
y yo no recibo,
no me recibo con bienvenidas en el mundo
con titulares y panfletos en las esquinas,
mi derrota es la raíz,
las vértebras acosadas por la cama,
el hastío de un lenguaje mutilado, a gatas
proscrita de la esquina de la risa,
ausente de las galerías del sueño...
viene el viento y sus hojas abismales
y arrulla la tarde en las traseras del domingo
haciendas de luz y sombras, orillada por los dedos de quien dice ser yo
y ya no soy la parturienta,
el águila con sus ojos de agua, vela por mi
anuda silenciosamente palabra por palabra al recuerdo huyendo del tiempo.
Sus bocas ya no maman,
no se desviven por el pezón lechoso y trepidante.
Hoy no hay madrugadas sigilosas en portales de humo.

El vientre vacío llora su pérdida
anida solo al viento y es de soledad su canto.

Y ocurre que ya no son de brazos
andan por las calles y ciudades viejas
la brisa de otoño las despeina frente al mar,
ya me cubren en la supultura más cercana,
orillándome a la piedra que me cuelga como el alma.
Son mis ojos como fosas que brillan en amores pasados
réplicas de vidas que salen de mi vida ocultas tras el manto
y son como palomas en su augurio
como ríos de tres meandros, salieron de mi carne y su envoltorio,
hincharon cada uno de mis senos...
Ahora a rodar, rodar con el Credo en el pulgar, con el Avemaría cada noche...
Pronto será...

Conclusión...


Quiero llenarme de ojos el alma
con todas las puertas abiertas
y la pertinacia de saberme violenta insobornable
ocupada de piel y brazos
arriesgada toda bajo el hueso
resbalosa a unos dedos y una boca
llena de un lenguaje ignoto y desesperado
perseguida por el ángel,
ocluida por el ocaso...
No es el canto ceremonial del asueto
en habitaciones lúcidas,
es un gran llanto que me socorre y me sostiene
tan habitual en mi abandono
vertida en la ceremonia pura de la muerte.
y esta hegemonía incomparable
elaborada por sueños de silencios espantosos... 

Fui por mi culpa...



Fui por mi culpa,
regresé sin piel
sin piel de palabras.
El lenguaje ahora huye avergonzado por no existir como el relámpago.
Quién me dijo del abrigo? - un sueño.
La locura de un sueño, una abertura en la nada. Yo quiero la muerte que hay en él
las migajas dulces, lo que sobra y me falta
...y hablar, básica, sin existir más arriba o más abajo, solemne, eterna
y la fiesta del silencio que reina detrás de las cortinas.
Yo no se del tiempo, de horas ni lugares.  El alma se cuida del mundo y sus 
imprecaciones.
Postergarme en busca del lenguaje y no acude.  Aun ahora se aleja construyendo su ola destructiva
más allá del miedo...