He olvidado



He olvidado
camposanto del sentimiento

He vivido y he olvidado
del polvo, la carrera de los peces
como si se me fueran los ojos
detrás del rojo y el vinagre
de amaneceres orgullosos del desvelo

Llevo una neblina y un letargo amarillento
que convoca a los presagios de tu boca.
Siento la piel parida y niños huérfanos

yo no tengo una puerta
ni una voz
ni las señas del viento sobre los ojos
ni un picaporte que me unja de esperanza

En un trozo blando de agua he acariciado tus cabellos
del otro lado de cualquier abandono...

y tú que invocas al tiempo
con tu rito de hombre
me aseguras el mármol frío de otros tiempos
que fuiste arrebatado de cuentos milenarios

Yo me construí de arena y pasillos interminables
de terribles meandros secos
donde se cultivan lluvias jóvenes
proliferadas como una sombra de ave

Mi amor de mil virutas... vengo de ti
y de tus ingles profundas
mi rezo es un reflejo de toda cascada
que abandonan tus oídos

y el ruego interrumpido
viaja en dialectos irreconocibles.
Quiero decir tu nombre
y no me pare el olvido

... de ti como una sombra desprendida.



La patria...


La patria... el alma
hasta la muerte se defiende
el velo de la distancia
solo alimenta del que lejos mira el río...

Es la hora lenta como un llanto...



Es la hora lenta como un llanto
la hora de tus ojos quietos como piedras
un absurdo murmullo de un viento oscuro
la hora plena de los amantes, que ya vencidos,
buscan lo terrible y el regreso...

Quién si no fuera yo...


Quién si no fuera yo
una sombra que alumbra
pudiera enterrarme con los dedos al pecho
yo que soy la noche pletórica bajo lluvias de diamantes,
aquí y ahora...
y los hilos del ángel con los ojos húmedos
y su lánguido quejido de sangre que hace ruido
soy una terrible, arrimada al niño ahogado por su llanto
y eres tú...
la ceguera y la boca seca.

No contigo...


No contigo

Con el espacio abierto lleno de virutas
alcanzadas por un vestigio

No contigo

Con esa luna manoseada que repite
y repite su mudez
de la que todos elucubran lo ignoto

No contigo

Con la sombra sin espejo
con alguna pesadilla absurda
que se olvide en las paredes,
letanía sorda.

No contigo

Con tu sudor y tus lágrimas saladas
y las ofensas de un niño

No contigo

Con toda esa hegemonía que eres
detenido en medio de un calle vacía
ciego como una noche
ardoroso ante la desnudez
aun prohibida para tu madera oscura de vino...

Mis alambres de niña cosida...

Mis alambres de niña cosida...

Fue ayer... y el verde con naranja cayeron en ese abismo confuso,
yo quise sus ojos perdidos
con todas las esmeraldas frías.

Sé de ti como conozco mi ombligo de adolescente,
de milenaria,
colgado de mi garganta sombría.

Fue ayer que supuse mi carne de oro...
el péndulo como un beso fugaz
ruge con su música rara
y atrae con él todas las muertes entre surcos...

Mariposa de Fiebre


Quizás algún día pueda decirlo, si vale la pena lo diré, si vale lo que valen realmente las palabras desde aquí donde son dichas, Dios lo sabe, sin ropas, sin vergüenza alguna, sin un ridículo escupidero de vino... Lo natural desde el  intransigente espacio de mi boca, si es que vale la pena servirle a la extraña fuente de la experiencia lo que ya sabe y quiere el reconocimiento de lo sabido.

Afuera lo común, el desespero del protagonismo, dentro... la casualidad de la transparencia, una entrega insatisfecha siempre, nada que objetar ante un círculo vacío lleno de espejos de unos cuantos, la semblanza de una victoria trillada que va en decadencia como una hoja seca...

Siento pena de las mentes desmoralizadas, de los avances sin pedales, de tantas lenguas podridas y sus susurros abominables.  Tú lo sabes, sí, tú, como una peligrosa mariposa de fiebre, abierta y echada tranquila en una esquina, de recipiente, de receptora, pletórica de argumentos, lo sabes y aireas tu lengua por los labios como un desastre siniestro...

No hay esperanza en esa mirada, no están sus oídos para poner atención a los de abajo, decir los de abajo, es decir observadores de la comedia, es la fuerza, el roce invisible de un celaje que se guarda tras las paredes como un tesoro frágil e indestructible, como el código secreto de una secta, el cofre sumergido en el agua... La mariposa febril lo sabe y digiere su comida cada día llena de imprecaciones y espacios en blanco, poco a poco llenados por colores que borrará la ceniza del tiempo, no importa cuándo... 

Cae la sombra como un manto...


Cae la sombra como un manto,
Ondulada como un manto
Indescifrable como un manto
Con su vuelo de huella que acaricia 
Ignota y aturdida como un manto

Y tu voz oscura viajando que se acerca....

He lanzado mi alma al vacío sin alas


He lanzado mi alma al vacío sin alas,
al vacío
con un árbol trunco sobre los hombros,
llena de rezos y mis imprecaciones.

He olvidado todo color...

Me han vendido a tus brazos inútiles,
es un día de fiesta
algo terribe va a ocurrir.

POEMA DEDICADO


Agradeces al muerto...
Pateas como un caballo
Gritas como un asno
Tu oscuro equilibrio te adormece
las neuronas...
Agradeces al muerto...
tu afán pletórico de un hedor,
eres tan bello, como la trillada luna sobre
un mar sucio.
Qué importa. La nada es la distancia entre una y otra
palma de tu aplauso...
Te quiero... un profundo pozo te recibe.
Argumento bizarro ante una vida "plena".


(María Antonia Segarra)

(...)



...y ese cansancio con su nombre común como decir: José, Fernando, Alberto, el cansancio ciego habita como un sonámbulo en mis paredes de carne, de arqueta en los párpados y sonrisas de lluvia, escondido como un criminal de auroras vencidas, tiene pacto con la muerte, con la ceniza con todo el reguero de gente que no sabe, ni conoce lo que vive, puede ser un aliado y sin embargo...