Háblame de un nicho y sus recuerdos...



Háblame de un nicho y sus recuerdos, lo es todo
como la mirada de dos desconocidos que son sedientos de un momento
no importa dónde y cuándo
un momento acústico y esplenético
para morirlo y transmitirlo
como una enfermedad sin remedios...
Tú que entiendes de la muerte y mis palabras
de lo impronunciable que sufre el terrible tremor del labio
quiero sorber un solo instante
sin dinamitas ni pupilas sedosas
solos como el agua
con toda la vastedad de lo ignoto
un perfume cálido a noche y a destierro...

Deshabitada desde los hombros...



Deshabitada desde los hombros
un poco de rocío
un poco como pájaro
cosiéndome a un núcleo de ocle
y el ritmo desconocido del miedo
llorándome la muerte de otros
ahorcando mi garganta con pistilos
nada satisface la sombra...

...y no hablemos de lo otro
porque ya es silencio
luz proscrita de este mundo

Lo terrible y confuso...



Lo terrible y confuso, de otro tiempo, de un tiempo que ya viene, pero que no existe, 
de un tiempo ciego que no tiene brechas de luces, que no amanece nunca, yo me abanico al calor de un recuerdo que no sirve, que viene dañado de acumulaciones donde no existo, todo viene frenéticamente abatido a otro tiempo como un calor adverso lleno de abismos oscuros que llaman los nombres de los muertos de un mundo que no es un mundo ya... todo vuelve como un escritorio lleno de papeles en desorden, como una ceremonia final de alguna cosa que ya no anda, pero que se resiste a la inexistencia como una resurrección profana, que viene de la oscuridad adornada con su belleza absurda... Todo circula en ojos cerrados, con un misterio emblemático, lo funesto colgado de una vena de desconsuelo, lo lúgubre se tiende en la entrada que me consume y a veces olvido mi nombre, que se oculta de mi en algún lugar, que juega conmigo y se ríe detrás de la puerta y me hace desconocida, ciega de mi, de mis manos y mi garganta: nido de irreverencias.  No lo notaría, alrededor solo árboles y ventanas, sin preguntas, no más explicaciones, no más justificaciones a su amor inexplicable que no me basta insultar y maldecir, irresistible como una pera madura y jugosa... ¿Qué más?... nada más: las maldiciones, el cuento del pasado, la agonía y el ofrecimiento al ritual de las palabras... nada más.

He tatuado tus ojos más allá del miedo...


He tatuado tus ojos más allá del miedo
complaciente destino que ha permitido contarte de mi muerte
ondear-te entre mis brazos como un robo secreto
nunca diré que hasta ti he llevado el pedregal de mi insomnio...
qué importa el camino si al final he recibido el gran trofeo:
endulzar terribles mis pupilas en espera del ausente paso
desconocedor de mi aliento
arrancar un corazón por nada
por nada será guardado hasta que armoniosamente el universo conspire
y abra las grutas las grietas del camino que traza el agua
algún vestigio que me saque del vacío
oro debajo de la arena...