Orillarme con una palabra de consuelo...

Orillarme a una palabra de consuelo y no desprenderme,
y no engullirme como una oruga en el pútrido suelo,
detener el momento... tu sonrisa
olvidar mis rezos y el prolijo cantar de las hermanas,
y nacer-me otra vez de la carne ya abrumada por la muerte
estoy... y me llamo como si estuviera lejos
presurosa me acudo aun estando conmigo...

Qué puede inventarse una noche...


Qué puede inventarse una noche que vive en ausencia del aire, que manosea las cenizas del incendio aun con las alcantarillas en fuego... soy un olvido casi consumado, en contra de su propia inocencia que ya vaga en el opulento encuentro de unos ojos cerrados, qué puede embellecer una mueca a un abismo, qué canto de pájaros despertará en la mañana y no se darán cuenta de que se ha ido con la noche... y la ausencia del aire.