Posesiones...

Dueña de suelos secos
ciudades vacías,
medias palabras,
Dueña y señora de sueños,
ojos vacíos,
cuerpo frío, puños cerrados...
Dueña de una memoria a medias,
sin embargo...
es ancho el mar que nace de la angustia,
del arte y la poesía...
y el pañuelo...al llanto turbio del olvido.

María Antonia Segarra


...Ah este poema, (cantado)...esta versión...cuántos recuerdos... ha quedado a la orilla de una nostalgia ingenua...casi sublime en su penumbra... (disfrutemos).



GACELA DEL AMOR DESESPERADO

La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.

Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.

Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.


Federico García Lorca

(...)

Lo vigilo por no perderlo,
sería lamentable que le diera
por caminar en la oscura ciudad;
temo que se eche a la mar
y me deje dormido en esta cama

(Víctor Bidó)



Fui por mi cuerpo muchas veces debajo de la hierba,

acostumbrado al cielo claro,

siempre fui a buscarlo en el mismo lugar,

guiándome a través de sus rieles,

a tumbos muchas veces... oscilando entre una y otra hora,

con sal en las manos,

lo he visto durante la tarde apresurado bajo el árbol,

corriendo a través de los meandros,

sonriendo con el rostro empapado de lágrimas,

haciendo pozos en las hojas secas...

le he llamado tantas veces perdido en la penumbra,

afuera de la casa,

negando el umbral,

estrujándose las mejillas contra las rodillas...

siempre lo recojo lentamente,

cantándole alguna melodía de las misas,

acariciando sus cabellos cortos y lacios...

a veces tranquilo, ausente,

otras veces con los ojos abiertos como estrellas azules,

ansioso de luna,

lo he recogido en la punta del mar,

cuando no es de noche ni es de día,

trepidante ante el agua profunda de sus sienes,

esperando no se qué en la inmensidad,

palmo a palmo ahogándose en silencio...negándome la muerte.


María Antonia Segarra

(...)

‎...y que no te vean venir, que seas como esa agua mansa que lleva la corriente subterránea, que luzcas como un suave viento sobre las hojas, la tranquilidad de una mirada sublime, no, que no te vean rugir como una pantera a la hora del alba, que no sepan de qué estas hecha... y cuando viren la mirada, vayas colgando de las nubes...



María Antonia Segarra

(...)

Sería diferente a cualquiera,
como un punto luminoso en la neblina junto a la ventana de la muerte...
un espacio diminuto entre el pensamiento y la sonrisa
buscando el precipicio para ahuyentarse del mundo...
quieres ver el nacimiento de la luz...
pero aun es de noche
y solo viene la luna en tu abandono...


María Antonia Segarra

(...)

‎...y amaneció,
como si hubiera dormido
o hubiera estado en un automóvil a cien kilómetros por hora,

toda la prisa por salir,
avanzarme como el viento,
apurarme a la mañana más cercana
y asegurarme que
... lo había hecho,
y revisarme por si tuviera aún sangre en las manos o en los pies,
asegurarme que no haya dejado huellas rojas en el camino.

He provocado a todas mis arterias,
sin matarme o revivirme,
quedando sentada y quieta,
recuperándome las piernas, los brazos, las pestañas...,
la altura de mi cuello,
...esta velocidad de saltar sin alas,
provocarme el despedazamiento con el riesgo de no poderme unir,
quitarme los ojos
el miedo a la ceguera...

lo hice,
y he despertado de donde estaba,
que no estaba dormida,
que no he estado muerta...

y me traje cantándome las plegarias del convento...


María Antonia Segarra

La noche antes...

Porque ando y no ando en mi,

ni fuera de mi,

arrastrada como la serpiente que se ha quebrado sin huesos, el espinazo.

Esta noche no me pertenece,

aun no nazco,

no he sentido el asfixia de un estrecho camino

suspendido desde afuera donde me voy a conocer...será?

... aun no existe el tiempo en el que me destrozo por las avenidas de una ciudad desconocida

y encuentro a los hombres que me conocen al revés...

no he desdibujado cada una de las horas que amanecí sobre la hegemonía de mis venas hinchadas,

latiendo muerte.

Ni las violetas misteriosas.

Aun no nazco,

ni se ha desarrollado mi voz ronca de fumadora,

ni el humo que me nubla,

no he resuelto aun el suicidio de la carne,

la mirada perdida de los ojos hambrientos.

Aun no decido no amar o amar demasiado,

la desnudez como la única excusa a la transparencia.

Aun no miro tus ojos.

No me tropiezo aun con la viruta de tu sombra,

que se mueve como un aguijón audaz sobre mi cuerpo alterado.

Aun no nazco,

ni me sueño con un montón de palabras esperándome

bajo la tumba,

arrepentidas bajo el desasosiego de su maldición...


María Antonia Segarra