cuAntas coSas...

Cuantas cosas hemos de extrañar cuando las mareas se alejen de la playa
El sol se cubrirá de hielo
La hierba se quemara bajo el frío envuelta en espanto
Cuantas cosas hemos de extrañar cuando se retire el pálido roce de las manos
Cuando la tarde deje de avanzar hacia el desierto de la oscuridad
Y las paredes cuarteadas, azotadas por la brisa
Los escombros
Una lluvia ácida perfora el suelo
Qué pensaran los niños que han nacido a merced de la catástrofe?
La madre con las manos vacías besa la frente
Malogra su existencia la hoja caída
No hay lucidez en el óxido de las aspas
Y las palabras…ese cuerpo deshabitado que deambula por los pasillos
Se florece entre las ramas
Se marchita en la oscuridad del cuerpo silente
Cuantas cosas hemos de extrañar
Y la muerte
Indecisa al borde del abismo

Recreando a Basho

Homenaje de Octavio Paz al visitar la diminuta choza de Basho, cerca de Kioto.

El mundo cabe

en dieciséis sílabas:

tú en esta choza

La Profundidad Del Hueco

Ha detenido la tarde, la marcha era lenta, levantaba el polvo, haciendo una fina niebla.

La solemnidad. A varios pasos, observaba, la brisa se acercaba en el filo de los bordes sin arreciar sobre el camino, el camino final, los pies aun escuchándose rozar la arena.

El sudor corría por los cuellos, tapados, se preguntaba por la lluvia sobre el pasto, una tierra húmeda cayendo como granizo. La niña del rostro tranquilo llevaba las rosas, su vestido era blanco como las mañanas de nieve. Era domingo, su cabeza estaba adornada por un arco de flores amarillas. Le sudaban las manos, humedecían los tallos de las rosas, ella miraba sus ojos, su rostro, tranquilo.

Van lentos por el camino, el olor a almendra aun se conserva y emana de la sombra de lo que fue. Observa de lejos, se llora así mismo, en silencio, lleva una vela encendida, la tarde se cubre de naranja, susurra el verbo de las palomas, se mira de lejos, sonríe a la niña del rostro tranquilo, se deshojan las rosas, se deshojan frente al tiempo.

Va cayendo la tierra seca, el silencio recrea la profundidad del hueco….

lA sangrE brotA dE laS venaS



La sangre brota de las venas

El camino se revive con el rio

No hay lágrima que llegue al mar

El hombre cubre sus grietas con mentiras

Hay pies agujereados que se depositan en el agua

Peces que mueren de sed

Cuando el pantano anochece ya no escucha la llovizna

Un amor ha callado sus milagros

A quien le sirve si va muriendo?

De rodillas ante el cristo que escucha

El llanto moja y ríe y escandaliza el cuerpo desnudo

La mañana es negra como el onyx

Centellea en el infierno cuando abre los ojos

No sabe retener en la mano

En la cama hay serpientes que ahogan las piernas

Alguien grita que ya es muy tarde

Nadie escucha

El camino es estrecho y esta sucio

Cruzan dos amantes:

El le manosea el trasero

Ella sonríe con los ojos mojados

Le revive el dolor de los senos

Estoy de paso por las galerías de la muerte…

(en honor a la amistad)

(Aún los vivos pueden oler a muertos)


Hay un ruido extraño
algo se ha quebrado
y no encuentro los pedazos

Se ha podrido la fruta en el árbol
no se ensució con la tierra de raíces
La superficie quedó inerte,
impenetrable en la oscuridad de la luz
Ya no importa
me he trasladado de estupidez!

nO haY maS



(Gracias Princesa)

ha muerto mi hijo

Estoy oliendo la cárcel de mis huesos,

hay un gemido y no puedo escucharle,

se ha muerto mi hijo.

Ahora lo supe,

el pasillo esta vacío,

se han ido todos,

solo queda el silencio quieto,

Alguien toca a la puerta,

ha regresado!,

no pude ver sus ojos,

estaba dormido y perforado por la lluvia.

Pude olerlo.

Allá arriba están las luces,

las montañas están quietas, puedo verlas,

es lo único que puedo ver,

mi vientre esta vacío,

como todo lo que toco y recibo.

No dejaron que lo envolviera con mi carne,

quién vino a llevarlo?.



Que Dios detenga este infierno de mis brazos!


Maria Antonia Segarra...