Qué gime y se embelesa


Qué gime y se embelesa
ese ducto extraído del fondo de la tierra
tus escalones frívolos
que emancipan mi fiebre
y agujerean mi perfil de olvidada
La onda de tu sombra nos azota
es un frío hielo, en la brisa de un suelo extraño
como si nunca te hubiera conocido
un símbolo irreconocible
pero aun palpable
a un ojo volátil y asueñado
son los troncos secos donde me reconozco
el mástil augurando el niño que se ríe muerto y me duele
es este suelo y tu morado orgullo
Funesta aquiescencia del olvido.

Se cumplen tus presagios
y secos caen... como pétalos.

Qué han sido estos días?


Qué han sido estos días? O tal vez no han pasado días, tal vez solo han sido horas transformadas en la oscuridad y la claridad, no importa de cuántas horas han sido días o de cuántos días han sido estas horas, se revelan, se aburren de ser segmentadas por la condición de su apariencia.
Se consiguen aun las aves saliendo de todos los lugares, como si no supieran donde están, pero saben, como lo se yo, lo saben porque apuntan en la mirada la decisión imborrable de su dirección, como lo se yo, que me dirijo a mi penúltima parada antes de irme y tejerme entre soledades muchas que se aumentan en la nada, rodeada de la nada atiborrada de la nada.
Hay que repetir la visión de las cosas, con la certeza de que se pueda lograr la avalancha, sin la lamentación del fallo de las horas, de la caminata en zigzag antes de llegar a la cama, como borrachera de litros de ron añejos del cajón de las recetas de cocina de la madre.
Se espera la lluvia que el calor evapora con tan solo acercarse, la consuela desde su infierno y la desvanece con un soplido de lavandera frustrada, se resbala entre nubes sin dejar caerse y estamos aquí abajo, esperando las gotas que aniquile el labio zanjado de tanta mojada espera.  Pero nada, sigue la nada como plato principal del día y es pronto en la nada que flotaran todas las cosas, las mías, las de ellos, las de el, en la nada absurda de las palabras detenidas e hinchadas y reventarse en las caras largas atolondradas por la noticia.

Una noticia reventada en las cuatro esquinas de la casa, recibida por tantos, en diferentes lugares, en diferentes rincones, saboreada en público como una prostituta que se manosea frente a sus clientes, al viejo rico y perverso que a pesar de no poder complacerla le paga para sufrir su inutilidad. Se exponga la noticia como si fuera la primera plana de algo importante de un noticiero que repercute solo en las mentes de quienes se fueron a algún lugar para tapar la vergüenza…(inconcluso)

Muriel Mujaimovich


Demasiado: ser otro, patético, aparente, restringido, incoherente, dios sin argumento, reflejo en un charco de cemento. Ese es el anzuelo que mordieron. Etiquetados y clasificados bajo un riguroso y previsible inventario. Doctorados en un estricto abecedario, todos con sus correspondientes himnos y uniformes. Esgrimiendo un gesto plastificado acorde a cada actitud. A cada convenio. Y a cada insignia. Un círculo vicioso de autómatas reproduciéndose sistemáticamente, bajo obediencia debida, en cada tic nervioso del más sagrado de los dogmas

Ya no sientes la brisa ni el vasto océano de tan ocupado que te encuentras tratando de agujerearle la ilusión a los demás, tratando de remendarle los agujeros a ese sueño impotente que ya no quiere soñar contigo. Planeaste aquel momento hasta en la oscuridad invisible de tus ambiciones diarias, te empeñaste en construir un lúgubre castillo de glorias inciertas a costa de los demás, robaste un par de ideas de algunos nobles mensajeros y saliste disfrazado con alguna dudosa creencia bajo el brazo que tus actos ni siquiera pueden justificar.


Tu mente es el castigo mismo de una epiléptica madriguera de arácnidos hambrientos y el delirio de tu grandeza. Ni el más suicida de los pensamientos se compara con esa retorcida obsesión mental. Ni el más ruin de los dictadores ideó tanta miseria. Todo en nombre de los cochinos dedos de tu mente, que desde el fango más denso no paran arrojar al aire esos dardos de infante, inútiles por más viles que sean.

yo te miro, desde este cuarto forrado en libros (Mujaimovich)



Yo te miro, desde este cuarto forrado en libros
Y siempre te reinicio, como el canto de los pájaros, cada mañana, cada atardecer
Hembra sustantiva, a la que no se puede saludar así: “ como estas, bien? Y vos? bien…”
Al contrario de Mefistófeles de Goethe (“el espíritu que siempre niega”) en Vos es “la carne que siempre afirma”…
Cantar? Verter lágrimas? Parodiar las cuevas húmedas de tu cuerpo?
Forzar, con tenacidad, los huecos pálidos del silencio y las ausencias.
Atropellar las horas en la noche deslumbrante.
Correr las horas hasta el lugar exacto del encuentro.
“nuestro lugar es precario, nuestro tiempo, enorme”
No nos marcharnos. ¿De qué nos marcharíamos?
Sentados ante nuestros propios pies, gritando de torreón a torreón
“soy una mosca feliz, así viva o muera”
Congeniando carne, hueso y palabra
Desde los límpidos retoños, los fosos, las notas alegres.
Así solemos quedarnos,
Como una sombra en el agua
Una imagen del espejo
Tumbándonos uno al otro para soñar
Mis rodillas se niegan
A escrutar suspiros
Pero tus dulces ramas perfuman el aire de mis labios
…quiero un diálogo de cabellos
Alguien pensó en nosotros antes de que viniéramos
Hizo que mis manos toquen en vos las formas de mis horas.
Enterrada en mis ojos… así estás.
¿Será por eso que se astillan?
¿Por la curvatura del mirarte?
Alumbraré los tuyos, desollándolos
Con el tajo de mis deseos
Entrando en tu noche como lanza de cristal
Esquivando voces y trenes vacíos


(…)

Devarío...




La lluvia cae ahora debajo de los arboles, huele a hoja seca, comienzan a emigrar los pájaros, no hay paradero, está la mancha en los árboles de sus nidos donde se quejaron tantas veces de la felicidad del mundo
no hay gente en las calles, la soledad debajo de las ruedas y en los edificios viejos de la ciudad, hay un caminante y se detiene frente al letrero, no está perdido, no tiene un rumbo, solo los ojos y la vergüenza que transita en su pecho
se adormece en las esquinas, hay un pantano del otro lado de la calle, la oscuridad se esparce, la vieja vasija esta tirada a la orilla
hay un sabor a labios que besa en la habitación de arriba y no se ve y el beso suena como un eco en el silencio
es un lugar entre paredes asienta  un murmullo dentro.  Está el loco contando historias, mueve su cabeza porque lo escucha todo, ve pasar las hormigas, descubrirá algún lugar


la lluvia ha dejado la tierra húmeda, se esparce el olor de la hembra montada.

(2006)

Deep Confessions II


Desde esta ventana me acudo presurosa, como si no me conociera, la piel limpia de cicatrices, aglutinada sobre mí, viendo el paisaje deshecho de los días, los que pasaron, los que no pasaron. Tengo un tiempo de sol que adormece, un invierno siempre que late sobre las manos y los muslos, es temprano cuando se piensa en la muerte y un reloj tardío para la esperanza…

Ese largo rio que sueño,
y corre…
y lleva un cuerpo desnudo.

Me vi detrás de las puertas, con la niña de la mano, velando un niño.  Un día, todo en un día,. Una vida trepidante que corre hacia la montaña; encontré los ojos del amor, verdes como esmeraldas.

Mil manos sobando el mismo falo acudido en su muerte prematura, pero yo le sé el destino, yo le he parido todos los hijos de la luz en la sombra, leguas y leguas de amor inservible, piedras manchadas de un rio blanquecino.
No hay puertas en el desierto, tú, desierto y ajeno, sin cara y sin mirada, roto de vacío y parte irreductible de lo que ya no queda.

Y terribles y azorados fuimos a los templos, agarrados de las manos, veníamos como cocuyos  a esperar el ceremonial de las novicias.

Sueño con el rio largo,
y corre,
y lleva un cuerpo desnudo.

Cómo habitarme si ya estoy ocupada de sien a sien, transitada como una calle…


Vengo de un augurio de mil formas, de un esqueleto blando, cubierto de otra carne cuando tropieza la noche…

He visto las líneas borrosas del camino...



He visto las líneas borrosas del camino.
Justo aquí he perdido los estribos de mi carreta,
sosegada y ausente como un momento
y qué será de mi si no soy más allá de mi?,
cuántos pasos que intentan que ayudan y no se logra la vida en el acecho,
en este merendero de cuervos que se orillan a la vena de la impostora.
Él conoce a la ausente,
como se conocen las manos de los desconocidos
aquella estrechez y la respiración cortada y el rio creciendo. 

Qué has hecho de mi, amor?

Aéreos y opulentos sueños desde el abismo,
acuíferos en desvelos antiguos, rotas alabanzas del convento.
 Yo no sé de vidas ni de nombres que se desvisten en la oscuridad,
tengo el brillo ausente de unos labios,
hace días que me viene un frío súbito

como la ocurrencia de un demente.

...y es cuando le dije



...y es cuando le dije y mi alma se estremeció en un tremor sin sentido, porque todo se brotó como un presentimiento vulnerable.  Yo que dije y juré, me hice de polvo fino y volátil, me arrojé a un otoño hermoso, rojizo, total y advenido, él quiere un soborno duradero, un vals de muerte eterna un vaivén sostenido en meandros infinitos, pronto se oirán las risas y las burlas, pero mis ojos son lejanos y la piel se abriga en extrañas cobijas, de dónde nos perdemos?, qué riqueza inútil nos regresa? mi voz débil se quiebra, yo me deshago en valiosos monumentos, bizarro momento de cordura y puedo encontrarme en tus ojos, colgados y ansiosos como un espejo esmerilado, vengo y susurro asustada hasta tus lienzos. ocultada del silencio... amaneciendo en la vigilia crujiente de tus hojas. 

He salvado la minúscula y oscura grieta...

He salvado la minúscula y oscura grieta
en este ojo abierto a la vergüenza humana
en estas manos callosas que se precipitan al abrazo
en ese borde de labios sucumbidos como preciosos precipicios
Yo que recé su luz en el arco
hincada en pedregales y naciéndome hiel en las rodillas
de perdón fui misterio
cruzaron mil ríos infestados de vertientes
un roto como un ombligo de fuerza y velo, inerte
en el medio del cráneo como un visor de palomas
Quiero decir que he pronunciado mi nombre
Quiero decir alguna cosa impropia y olvidar que tengo los pies y las orejas
un solo salto de uno a otro tren,
y repetirme: "es pasajero el infierno".
El camino de los que oscuramente se entrelazan para irse
con pasos que no imagina el mundo
y esos ojos que no imagina el mundo
un mundo de tropiezos blandos de sabios brujos
de palabras que oscilan más allá del odio
y agonizan solas sin que nadie escuche...

Rarezas...

Perdí mi página, el color, pero he perdido tantas cosas... y ganado otras.  No importa, la vida de por sí es un vaivén constante y todo a su tiempo viene, ni antes ni después, a su tiempo.  Como cuando se espera la textura de un buen vino, el punto exacto de la fruta madura donde su sabor es mucho más intenso.  La vida es un esperar, un buscar y jamás habrá la completa satisfacción porque acabaríamos con nosotros mismos, con nuestros espejos, con la visión optimista de estar vivos... estar vivos... una frase tan rara.

Bienvenida

...y las paredes anchas y altas como la noche en un fúnebre pasar día tras día
como un deambulante ajeno a su realidad...