Hay que abandonarse con dulzura



Hay que abandonarse con dulzura
como se abandonan las hojas en el agua
con un ritmo lento y suave
llenas de silencio.
Algodonándose la nariz y las orejas
sin mirar nada fijamente
una sonrisa leve
como de gusto
como de paraíso próximo
con un gesto bizarro
y debajo la tierra...