Carta Segunda...

Un respiro profundo después del paso más neurálgico, la equimosis del miedo despierta, lo mejor y lo peor de las palabras es que caben todas en el mismo lugar: las buenas, las malas, las mediocres, las que impactan, las que merodean la ceja para ver si hay alguna muestra, algún signo de reacción… las indiferentes… existirán?

Mientras, viene la consecuencia después del riesgo, el pestañear lento, lento, lento y hay una sensación agradable, es como soltarse y dejarlo ir…pero tal vez no sea asi siempre, la tranquilidad es tan subjetiva y hay una intranquilidad tan anhelada…

Pero aun es riesgo y es palpable y es una presencia fantasmal como una secuencia de sucesos que acechan para saltar, no sorprenden, no ya no, un tumor extirpado ya no puede crear sorpresas… (repetirlo para la armonía del cosmos).

La locura también es un riesgo, sobre todo cuando se desmiente y hace marañas frente al espejo, la locura en otros labios gritando, en puños cerrados, en rabia, entonces es como un ejército de gentes que puede buscarte, hasta destruirte… o para destruirse asi misma y hay que sonreír cada vez que te han llamado… tal vez sea algo para ondear, pero nadie se hace responsable, será porque nadie lo es o porque es algo terrible lo que se puede descubrir… sí, hay palabras sinónimas que podríamos seducir después, si nos da el tiempo…si nos alcanza la vida.