Vienes...


El añil de tu tristeza
congelada sobre la suave onda de tu sombra,
absorta, ante el mármol quieto de tus ojos... es una señal.
Esa puerta abierta al calor y al polvo,
contemplación oscura del vacío fecundo
de tu ausencia
viene pariendo irreductible
la carne tangible de tus manos...



María Antonia Segarra