Un Imposible...

Este inmenso solar y en medio una palabra forzada, la duda, la noche que gotea.
Toda la inutilidad de las horas en estos días de silencio, después todo vendría en calma con la solemnidad de un sepulcro, todo vendría como el viento en sosiego, toda la claridad del sol, toda esa luz estrellándose sobre mis párpados, debajo de mis pies, en el cielo de mi boca, todo reivindicado como el hombre después de su confesión. El crimen olvidado por la vejez...
Todo alegaría la consecuencia de seguir existiendo, con el movimiento de las hojas húmedas del verano, y el olvido en las ruedas del tiempo inapelablemente severo, sería tiempo de las virutas inalcanzables de la risa, esa sombra pasajera y posada dentro de los pensamientos fugaces, y unos labios trepidantes, inocentes de la ausencia, vendría...
vendría escapada, escondida detrás de las paredes blancas de la casa, con el murmullo del rezo sobre el lienzo, entraría a todas las habitaciones polvorientas, debajo de cada escombro y atravezado en cada espejo deslumbrado, temerosa en cada imagen futura aun ciega en su reflejo, todo vendría al unísono con el tiempo, sin llamarme, sin esperarle, me encontraría rota, ascendiendo hacia mi rostro como un imposible...

María Antonia Segarra