Ahí esta la piel tendida,
como una sábana llena de recuerdos y marcas,
es la piel ajena al tiempo que vive,
la miro y pudiera tocarla,
ausente de sí,
su postura porosa y desprovista,
hay algo ajeno a esa piel,
su forma, su color ondulante en el tejido,
sus vellos tumbados alrededor de cada tramo,
tendida, ya dije eso,
sin respuesta a la muerte que vela,
que no es su muerte...
Anduve sigilosa,
con los quehaceres de alguien opuesto y adversario,
sinuosa detrás del roce,
respirándole las puntas,
tragándomela con la noche...
se rayaba contra mi como una lija sin dirección,
hollaba sin cesar advirtiéndome de la muerte
la suya, la mia,
y dormía sobre el cuerpo compartido
tan ajeno a mi afanoso amor nocturno...
María Antonia Segarra