Muere el pájaro que ha nacido
Muere la flor en el jarrón
Mueren las mil y una razones de asedio al campanario
Que va lento,
Profuso,
Singular,
Resonante
Y espeso
Y sale a deambular,
Acechar las puertas cerradas de las mujeres viejas.
Muere el muelle en la noche
Despedaza en la espera de los maridos perdidos,
Las alegres valientes esconden entre sus muslos
El peso,
Mueren desnutridas,
Hambrientas,
Partidas en dos.
Nauseabunda muerte,
Benévola muerte,
Muere el hombre sin dar explicaciones,
En el silencio fúnebre de un sábado bisiesto.
La hermana ha muerto,
Se quedaron abiertos sus ojos,
La gente que entra
Y sale,
Miran deslumbrados los ojos,
La nada.
Los hijos de Job se ven en el camino.
(Maria Antonia Segarra)