Qué hago viéndome en la carne agonizar como la mala hierba,
Aquí ya nada me tiene
no hay fuerza que me sostenga,
esta mente como un tren sin frenos,
esta rapidez de caer al abismo con premura,
el miedo de la carne que se pudre.
Ya no basta con la palabra que no sale,
no basta con caminar a rastras o erguida, si al final
veo los retazos de cualquier cosa mia en el suelo.
Estoy harta de las paredes
blancas y enormes,
respirando trastornos de la mente.
el daño no es daño y la voz no es voz,
el ritmo de las palabras pierde su sentido.
Dónde esta el verdugo que dejará caer mi guillotina?
Detrás, con ojos lánguidos mira el tren desenfrenado
que va despeñándose en el camino.
El paseo constante de la cama al espejo
corroborándome la existencia,
y la esperanza de la nada en el reflejo.
La voz que no es la voz me retiene por los dedos.
Cuánto más durará la fuerza del que ama,
mi parada esta cerca...
(Maria Antonia Segarra)