…Pero lo único que quedarán serán las palabras, entonces, por qué callarlas aunque sean derramadas del mismo salto, por qué reprimirlas si son libres. Ahora podría asaltarme la mas injusta de las dudas, podría estar compartiendo otras cosas, podría estar en otros lugares, con otras gentes, podría estar haciendo tantas cosas, pero no estoy haciendo nada, solo estoy arrojando palabras, convertida en la confidente y confesor de mi misma, irónicamente, tal vez ya debería estar muerta y sin embargo…
Llegará el momento de la nulidad, del papel en blanco, porque no podré verlo, porque la mente no generará más pensamientos y quedaré sumida en un silencio interno y apresurará el descenso del ángel, entonces no podré decirte estas cosas, como te las digo ahora, no podré ni siquiera llevar un recuerdo coherente de lo que digo ahora, pero quedará la evidencia de la vida, detrás de ese rostro inexpresivo, ese cuerpo frío y esos labios quietos habrá una historia repetida y repetida hasta el cansancio, dicha de muchas maneras y anunciada en todas partes.
No sería un futuro incierto, el camino recorrido no ha sido casualidad, la preparación de las regeneradas fuerzas no se han levantado por puras ganas, también hay un espacio que no se ve, un espacio que no se ve y se cuelga del más absurdo pretexto, visualizado, enfocado y determinado, nada ha sido casualidad, todo ha estado cocinado y desmenuzado a mi destino como he querido, tal vez nada haya sido cierto, pero que importa?, me lo hice creer así y así me lo llevo tergiversado, pero mío. He tenido tantas cosas “mías” y luego estaré tan sola dentro de mi soledad y del vacio que no se ve, de lo que no se ve, pero que yo veo y me baño con el todas las mañanas y todas las tardes si decido salir a la lluvia. Haber querido creer ha servido de armazón a todo este teatro donde soy la bella, mi belleza quedara tirada como algo que nunca debió haber sucedido, porque nunca lo supe aunque las gentes me adornaban en sus ojos, aunque las manos inmóviles fueran tersas largas, como las mañanas, inmóviles en mis ojos lánguidos, perdidos en un ruido lento y suave.