Es la calma de los días sin lluvia,
la naturaleza esquiva su tristeza y duerme...
en su hermosura se tira al mar como
un pálpito ignoto.
Hemos quedado absolutamente idos,
imbéciles ante el tiempo que nos dejó colgados
de la muerte inconclusa y un patrón de vuelos amargados,
queda solo un vértigo de incertidumbres
y es la ruina de sus huesos, el color del cementerio cercano, todo...
Por qué me detengo y hablo?
A quién divulgo el paradero del silencio?
están frescas las huellas,
y ha subido la bestia y está al acecho
yo estoy desnuda y mi carne huele a miel...
Qué amantes funestos!
Jamás debimos...
Y sin embargo...
(María Antonia Segarra)
Es la calma de los días sin lluvia...
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martes, diciembre 14, 2010