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Mi amor, hay fantasmas oscuros que me envuelven,
A lo largo de este cuerpo etéreo que se consume en tu boca cerrada
Los nichos vacíos de mi vida se han atestado de recuerdos
Que viven a costas de tu bondad,
No me sueltes amor, esta noche se prolonga en la cinta de mis miedos
Una y otra vez pegada a lo que no creo y creo una y otra vez sumida en las
Costillas del presente y tus palabras.
Mi amor, se cubren los huesos del nefasto movimiento de los árboles
Y tú mirando, sombrío y quieto como una tumba cerrada,
Encima de las pieles de un cordero agonizante que gime al compás del
Cuchillo en la rasgadura…
Ahí va la voz de la desollada, perseguida por sus muertos,
Envuelve esta vida conmigo amor, elévame en tus piernas como algo que no puede
Sostenerse, que sobrevive, dentro, in Vitro, como una huella que se pudre,
A la que observan tus ojos hasta la consumación de su muerte…

(Maria Antonia Segarra)