La Gota que Cae

La gota cae constante,
en el mismo centro de su blanco ciego,
lo que sigue igual esta muerto,
siempre la misma neblina asustando,
la noche es clara y precisa,
debajo de los árboles oscuros nada se sabe,
las lápidas marmoteadas también están frías,
blanco ciego de un centro mojado
la gota cae constante,
sin cesar,
al rozar con el viento se hincha en su descenso,
la parsimonia del sonido
entra en el silencio y pierde su identidad,
la mujer se sienta en el banco a esperar la neblina,
no es de noche,
los ojos transitan secos por las gravillas que desordenan los niños al pasar,
solemne se detiene el tiempo,
se le atraviesa la muerte y juega a esconderse,
la pierde de vista,
prudente objetivo umbilical,
centro del mismo centro sin sobrantes del medio,
arrojos de espuelas venenosas se orillan al borde,
lo sabio es el silencio,
la palabra y no vuelve,
puerta sin salida,
aquel que no atrapó el destino sonríe ileso,
voces como campanas glorifican el sacrificio,
sangra en el filo,
el reloj,
cualquier cosa tirada en un lugar,
es algo mío.

La sombra ha llegado hasta mis ojos...


(Maria Antonia Segarra)