El dice que palpo entre mis manos la sombra,
tiniebla que se pudre como tuétano en la carne,
no me ve disuelta entre sus vísceras,
lamiendo corazón.

Es un refugio la noche,
hay ojos que enrojecen
y mojan las pestañas de leche agria.

Mi sombra se confunde,
arrulla la lluvia,
detrás la inmovilidad…gime,
la boca arrebujada de espanto solloza,
los pájaros que vigilan
reconocen que llama la muerte.