Moriré en silencio con una sonrisa tímida,
Con los ojos mojados y fijos mirando al quicio de la pared.
Habrá un silencio que se cuajará en la pintura de los cuadros.
Moriré con las manos abiertas y
Transitadas por el otoño lento que comenzará a enfriar mi carne.
El cielo color azufre quedará desconocido y uniforme bajo mis pies,
Moriré, porque habré vivido en el borde del agua,
Decidida como la ventolera que viene del deep ocean llenando de salitre
Lo que soy y fui, sin la tormentosa queja de no ver tus ojos…
Veré mis huesos blanquearse y descubiertos;
Moriré mirando la nada,
Al fin! miraré su cara hundida al medio, en la pared!