La gente se aglutina en los espacios donde no caben, hacen de las guaridas la pestilente insensatez de lo buscado, buscan, lo mismo, buscan, alrededor de la misma mierda todo el tiempo ensanchándose, diferentes voces, la misma estructura de los sonidos, la misma visión estéril sin horizonte, la frivolidad con la mano de guante, asquea la estupidez de lo repetido, la gente se aglutina sobre la otra gente, sexo sobre sexo, mirada sobre mirada nada diferente se extiende entre un cuerpo y otro, nada conspicuo se desprende de las advertencias del tiempo, no hay cabida para nada mas, no hay cupo para la voz que sobresale desde la oscuridad, el mendigo sigue siendo mendigo porque se devora a si mismo encontrando algo diferente y no la basura cotidiana del desamparo, el espíritu viaja y vaga de una manera acechada e inconsecuente. Pilares de egoísmo, se sacan los ojos entre si, se enumeran las unidades con los dedos separados, cuantos dedos!, la vastedad se arquea porque convive en la soledad del hombre repetido en millones de lenguas que no pueden decir ninguna cosa. Ahora, en la tarde calurosa se rozan las pieles de serpiente sudada y amarillenta, ahora es cuando se resisten a morirse en enjambres, sobreviven desde la mentira y lo desconocido y se mueren siempre igual, tal vez nunca se vieron al espejo y hayan muerto sin haberse conocido...