Otra vez visite las horas de la noche...



Otra vez visite las horas de la noche
Anduve de dedos en sus ojos y la piel
Nuevamente colgué del péndulo
la risa azul…
Visite los balcones de la muerte
La piadosa tranquilidad de sus meandros
Adoración del eco y una voz enterrada
Corrí con brazos abiertos al desierto de mi vientre
Del miedo y sus imprecaciones…
Trepidante en el ocaso
Alguna cosa irremediable volvía a morirse
Una y otra huella en trance al camino
Venda y soneto
Racimo de sueños
y el umbral… siempre vacio.