...y no lo vi nunca más


...y no lo vi nunca más
después de aquella noche
mientras fumaba y le pedí un cigarrillo
me extendió su mano tiernamente
no tenía más, y aquel...  ya estaba más de la mitad
le dejé la mano extendida
mientras el minuto se perdía entre la palabra y el silencio
recuerdo un leve temblor en sus dedos
una pequeña sonrisa ladeada,
la televisión encendida...

Lo había amado
rezaba en un segundo todo aquel desierto
ofrecido a los cactus y la arena.
Orillada al borde de las esmeraldas
vi cruzar un mar lento de adiós y furia...

La soledad es un favor...


La soledad es un favor
allá afuera lo que no sé pronunciar
el sonido de las calles aguzadas y desnudas
frente a la clavija y el picaporte
porque el silencio engrandece las almas
y la ventolera agita las hojas
y rejuvenece el ardor de las mejillas
a la voz ronca de la caricia

Que la soledad opaque tu mirada
de embrión...
Oh elixir de la hegemonía del mundo!
tráeme de vuelta, esplenética y trivial
con los ojos rosados de mar
añorando un octubre
con sus días y sus tardes y sus horas
y las ansias de muñeca
y el olor a olivo...

Celébrame la vida otra vez en la mañana...