A qué sabe el olvido y las manos que ya no se rozan…
los claveles que nunca me gustaron
el rojo aparatoso de un domingo
Sacado de una pintura grotesca…
que deambula sin sitio buscando a otro.
Viene bajo el vendaval creyendo en el augurio
Y los pinceles se entierran en la noche
Sueña con las putas que no se esconden del olvido
No hay recuerdo que perdure
Yo vengo con un remo partido en dos
Agonizando en palabras y rezos
Y no tengo salida,
El oro y el carbón juntos
Y se vuelan mis manos
palabras habladas entre una y otra cabeza
que piensan mientras se desordenan los trenes
fieros de la tarde
Otra vez he caído en las tardes…
Siempre hay un pensamiento que se fuga.
M.A. Segarra