Es este tiempo que no es igual a ningún otro
Avanzando como una lepra que lo pudre todo
Cuando llegan ciertas horas de este tiempo innombrable
Me acechan todas las sombras del origen muerto de las cosas
Es un tiempo estancado en un solo día de años y años irreconocibles
Con las mismas palabras y el mismo episodio ensordecedor de la pérdida.
No pudiera levantar una pluma
Es este sillón y lo que he dejado moribundo junto al espejo,
La cara transparente que huye detrás de un cuerpo en la huida,
Será que es el tiempo de morir
Y no he reconocido el olor de las criptas húmedas.
Debería llamarle de otra forma
tener un nombre paralelo a los sucesos que se repiten
como una nigromancia maldita.
(Es tarde, es temprano, lo definitivo aun no llega).
María Antonia Segarra