Un caudal de soledades...

Un caudal de soledades despeñándose desde unos ojos
vienen como absurdos momentos inconclusos y rondan
hambrientos como bosques buscando agua…

Y las manos alteradas se dispersan sobre la noche
Y acechan como insomnes que juegan con las luces de la ciudad
van muriendo de ausencia,
de ojos que se desvanecen con el frio de la bruma…

Tú… la esperanza del muerto que aprende a vivir,
locura de mi vientre que muere seco.

Siempre llenas de hijos mis espejos…


Maria Antonia Segarra