Es como hacer surcos
oscuros, inhabilitados...
por circuitos indelebles, preciso...
continuación a la vida en grandes sueños.
Hechos de pájaros y palabras muertas.
Alguien que es flagelado dice mi nombre en labios amarrados
pero grita sobre la piedra que se rompe y la arcilla cae blanca sobre la piel...
No, no es de este mundo
no gotea de la frente y es semilla negra de un pasado vergonzoso,
ella la que vive y yo la que muera...
Las palabras festejan su síndrome nostálgico,
echándose de bruces sobre el nombre hueco y marítimo...
Aquello que en el velo parece una procesión de vírgenes perfectas,
con sus cuerpos gráciles, vaciadas a la vida,
todo cuanto acontezco proviene del lento pergeñar de la muerte...
es el preciso espasmo de la piel,
el cuchillo...
la misma grieta supurando en el vértigo de la punta...
María Antonia Segarra