Por los hijos de la tarde
malogrados en la espera,
por las rodillas emblemáticas
que se arrojan aun en su esqueleto roído por el tiempo.
Por las niñas negras que venden la mirada
y la razón del desnudo corriendo tras el lienzo.
Es de tarde en los niños que pasmados ante las caricias
de su madre, reciben a la muerte resignados...
La beldad recostada de tus ojos...
El negro furor de tu pasión,
Cuando la historia tuerce sus acentos
y las vigas rejuvenecen lavadas por el río
ayer es solo un punto difuso en el viento
podemos socorrernos moribundos al encuentro del agua
bautizados por el perdón injusto de los hombres...
María Antonia Segarra