A qué le temes? hay tanta soledad en tus dedos, el pasado es un largo pasillo lleno de habitaciones oscuras, pero yo estoy aquí, niña…augura esa vida sencilla que deseas, las mañanas cálidas, miradas rápidas y encontradas en la cotidiana salida… cuándo te enclaustraron? Y te dejaron tirada frente a los abismos de tu mente, no pasó nunca y le sonreías a un espejo vacío y jubiloso de haberte encontrado, pero… jamás te vio aquella mañana cuando apresurado olvidó besarte… aquí ya todo es sombrío, el sillón se abalanza con la muñeca de ojos grandes, ya no quieres mirarme, he permanecido inmóvil para no despertarte, reíamos de las cosas simples, he visto tu cuerpo transparente arroparse con el frío…si fuera jueves, pero los domingos las manos se van solas al sepulcro buscando la calidez del paseo, no puedo ver más tu carita al sol, no la recuerdo, hay pestañas regadas en el cuarto, hubiera preferido los pétalos, pero las violetas han muerto…la eternidad no existe y todo se clausura al cerrar las puertas… a qué le temes? No pasa nada, solo es el sonido del tren llevando almas…
María Antonia Segarra