estoy dentro de un tubo de ensayo,
lugar estrecho,
a penas puedo moverme,
pero tengo espacio suficiente para alcanzar algo de oxígeno,
el necesario para que no muera,
aunque a veces la piel se me pone morada
como si todo hubiera terminado,
luego con una horquilla me envían gotas de agua y alimento,
es poco,
el suficiente para mantenerme viva.
Soy un experimento de supevivencia en lo precario,
me llevan hasta el filo en uno y otro juego de días sin terminar,
a veces muy seguidos
y me exprimen hasta agotarme,
hasta el mareo,
no sé cuándo tendrán la confirmación de la hipótesis,
cuando pienso que ya todo ha acabado,
todo se pone oscuro,
el eco del desasosiego comienza nuevamente el trayecto
y cada vez hay un progreso,
lo sé porque justo en el momento que suelto la resistencia y me entrego al dolor,
alguien con el dedo me acaricia el cabello
y me dejan ver la noche si esta tranquila
y puedo oler
y escuchar el mundo,
lo sé,
sé que soy un experimento... a punto de confirmar la teoría.
(Maria Antonia Segarra)