Precipitada...
Precipitada,
como una piedra en su caída,
larga como un manto mojado, sin universo,
hambrienta al sol y la oscuridad,
un remolino en medio de las sienes
...naciste de un tropiezo, sin ciudad,
holgada en medio de la sombra...
Pienso en el reposo de las cosas...
Pienso en el reposo de las cosas, de las manos
de los ojos, ese reposo donde se cierran al cotidiano roce, es lo implícito que
late con un palpito imperceptible, un aire entre uno y otro latido que sopla
las pestañas de un recuerdo inexistente y glorioso de un tiempo que ya pasó y
aun no siente su paso en el tiempo… yo pienso en su latido que se me perdió entre
hojas y hojas llenas de azul, de madrugadas oscuras y llenas de luz, yo pienso
en el reposo de sus dedos entre una y otra letra pensada al vacío por lo
desconocido, precipitado a esa hegemonía irrefutable del instante, ese segundo
que presiona la palabra en el paladar del pensamiento y se acerca a galope
sobre los dedos…pienso en el reposo del muerto que ya no ve, que ya no tiene
pestañas frescas aleteando en cada salto de una palabra a otra como un pájaro,
nunca podrá decirme en su reposo eterno el temblor de sus nervios al momento
justo del abismo, la contradicción en el último acento orillado, su
consecuencia eterna… reposo de la que vela la muerte desde sus pies asiduos al
desastre virginal de la calma…
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