Tú y la sonrisa que despierta el humo
Tú y la iglesia que altiva, decora los muros del sacrificio
Tú… la hoja cae
Tú y…
Tú con todo ese diapasón antiguo...
Tú chupando, mordiendo, hilando, con la flor en la mano…
Tú con un yo enfurecido
Tú, creciéndome como un monte gigante…
Tú…aunque apagues la luz.
Tú, las velas y todo cuanto cruje
Tú y un yo arremetiendo con los puños secos
Tú, tú… carajo!, mio.
María Antonia Segarra