Quién soy
sola de mí para violarme
con verdades ajenas
si aún las propias no han sido
deslindadas.
Quién se interna
en la palma de mis manos
luego de cercenarlas.
Quién me vacía
huye y no regresa
sin despojarme de la amarra.
Quién seduce
mi cólera
penitencia incendiada.
Me atrevo a liberar
en mis arterias
los ángeles salvajes
que fueron propiedad natal
del alba.
Enclaustrada
en una libertad que me condena
a su sed cavernaria
abruman las respuestas.
Entreabro la jaula.
(Ana Emilia Lahitte)
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