Thanksgiving...


El día aun nublado y ellas como violetas recien despiertan…

La vida y su rio caudaloso que lo cubre todo
Y la respiracion pausada de estos días
Y esa brisa especial con sabor a recuerdos…
Todo igual y tan diferente
Todo en su sitio y tan disperso
Pero aun sigue asomando la sonrisa
Gracias… a Ti...

Al Final...

Qué ha quedado?
Un bosque destruido, árboles truncos?
Un ojo a medio abrir lleno de lágrimas...
Un sol que derrite huesos en el camino.

No ha ido más allá de un residuo arenoso
que se confunde con el mar...
Esa carencia de manos y pies
una alcantarilla gastada de tanta agua!

Más allá de explicaciones ingenuas
y de disculpas obsenas...
No hay derecho a ocluir la vida por el pesar
de las aves paridas...
Cada nicho lleva un nombre
cada hoyo recibe de espaldas a un cuerpo desnudo...

Un caudal de soledades...

Un caudal de soledades despeñándose desde unos ojos
vienen como absurdos momentos inconclusos y rondan
hambrientos como bosques buscando agua…

Y las manos alteradas se dispersan sobre la noche
Y acechan como insomnes que juegan con las luces de la ciudad
van muriendo de ausencia,
de ojos que se desvanecen con el frio de la bruma…

Tú… la esperanza del muerto que aprende a vivir,
locura de mi vientre que muere seco.

Siempre llenas de hijos mis espejos…


Maria Antonia Segarra


Hubiera...

A Mirtha Parra

Gran día de nubes...

hubiera liberado tus manos
hubiera secado tus ojos
hubiera unido tus piernas.
El alumbramiento no es más que
un sufrimiento en desarrollo...

Hubiera tal vez acertado
a cualquier vientre estéril como un milagro,
tal vez con una muerte prematura de esperanza...
El trabajo sucio del sacrificado,
pero... hubiera desistido de tu vida
Alcanzado mi propia sonrisa
como un arcoiris bajo lluvia...
pero si hubiera podido...
tal vez ni siquiera hubiera existido.

Maria Antonia Segarra

...Y me he vestido de locura aun con tu piel lejana

...Y me he vestido de locura aun con tu piel lejana
los bosques tupidos y húmedos, mojados como yo
Sagrada precipitación de tormentos
cada uno con su fantasma de cabecera...
Yo, colgando de tu garganta,
sentada en el filo de un hierro inútil y frío
vuelo a las guitarras,
ellas son testigo de un descalabro o de un azul inquieto
y opaco
y tu voz que me cae como un presagio temprano en la mañana,
mi soga de ahorcada en tus vocales mudas
Para quién se escriben las palabras...
Para qué este balde de preguntas...

Me estoy muriendo y tú... me ofreces mariposas.


Maria Antonia Segarra